domingo, 1 de junio de 2014

Leire y William Blake


Hay un autorretrato de William Blake en uno de los estantes de la librería. Leire lo mira y, a sus casi tres años, me pregunta quién es. Yo le digo que se llama William Blake y ella lo repite como puede. Dice algo así como Lianblei. Le llama mucho la atención. A veces la sorprendo observándolo ensimismada. Ayer, después de cenar, se empeñó en que quería jugar con William Blake. Al principio creí que quería jugar con su autorretrato, agarrar ese papel y arrugarlo o hacerlo añicos. Pero no se trataba de eso y se enrabietó porque no la entendía. Hasta que le pregunté si quería que William Blake viniese a casa. Entonces dijo que sí. Lo que en realidad quería era que William Blake en persona jugase con nosotros. Tragué saliva y le dije que vendría otro día, que ya era tarde y que tanto William Blake como ella pronto debían irse a dormir. 

4 comentarios:

Lara dijo...

Son tan geniales.
Y nosotros, ya te lo dije, destrozando esa genialidad con nuestra realidad.
Besos.

CARLA BADILLO CORONADO dijo...

Bella entrada.

Pablo Gallo dijo...

Lara, son tan geniales que a veces dan miedo! ;)

Pablo Gallo dijo...

Gracias, Carla. El merito es de Leire.